ESCENA




A la memoria de Harold Almonacid

En un principio
el hierro apuntó
disparó
falló
se marchó.

Luego el hierro apuntó
disparó
asesinó
se marchó.

El hierro nunca gustó de la palabra
siempre tuvo miedo de los gestos
por eso entró en la escena
a callar los cantos y borrar los gestos
a bajar el telón y cubrir con él
su herrumbre
pero es tanta
que no podría cubrirla
ni con todos los muertos de la Tierra.

La escena continúa
seguiremos haciendo el teatro de la vida
y recreando la vida con los pasos
toda tragedia tiene acto final
y en él estaremos los bastantes
haciendo justicia
para dar comienzo a la comedia
de la alegría gobernando los asuntos.

Con el coro de la vida
cantarán los hombres
las mujeres y los niños
con la paloma sin cazador
y el toro sin torero
para que en nuestros escenarios
jamás
jamás sea espectáculo la muerte.



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